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sábado, 7 de julio de 2012

Apocalipsis Capítulo 7

Apocalipsis Capítulo 7

1 Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 2 Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, 3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. 4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. 5 De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. 6 De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. 7 De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. 8 De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.


El  ángel que tiene el séptimo sello de DIOS (que esta por abrir y representa a las siete trompetas del juicio, la gran tribulación) pide a los cuatro ángeles que detienen los cuatro vientos de la tierra (me imagino que se refiere a los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego), que están en los cuatro puntos cardinales de la tierra (norte, sur, este, oeste) y que tienen poder de hacer daño al planeta, que se detengan hasta que sean sellados 144 000 israelitas, y sean trasladados los seguidores fieles a JesusCristo al cielo, delante de la presencia de DIOS y  el CORDERO (JESÚS)

Antes de dar comienzo a la gran tribulación es salvado un pequeño remanente de Israel, de la destrucción.    Aparecen las 12 tribus de Israel, 12000 sellados y salvados de cada tribu.    Aquí hay un hecho interesante: La tribu de Dan y Efraim que si aparecen entre las 12 tribus en el antiguo testamento, ya no se cuentan, en su lugar es colocada la tribu de José y de Levi.
Este remanente fiel serán liberados del castigo, pero serán testigos fieles de Jesús, predicando su evangelio en el mundo (no serán trasladados al cielo, en este momento).


9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; 10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. 11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Para este entonces, ya han sido trasladados al cielo los fieles a JesusCristo entre los gentiles.    Una multitud de gentes, de toda lengua, pueblo y nación.   Son los que se mantuvieron fieles a Jesús; y al momento del rapto de la iglesia verdadera, son llevados a la presencia de DIOS y JESÚS CRISTO
13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; 17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

Se nos muestra una visión de los salvos que han salido de la gran tribulación, es decir, los fieles a Jesús, y que siguen sus mandamientos, que han sido arrebatados al cielo, es decir, fueron tomados aun vivos, y transformados sus cuerpos en un abrir y cerrar de ojos, y ya en este punto se encuentran ante la presencia de DIOS dándole alabanza y adoración delante de su trono.    Todo esto es antes de que comience la gran tribulación.


Primera de Corintios Capítulo 15

51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Mateo Capítulo 25

1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. 2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 6 Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! 7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. 10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

Primera de Tesalonicenses Capítulo 4

 13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.


Mateo Capítulo 24

36 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. 37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. 40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. 43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.

Nota:


LA TRIBU DE DAN
El nombre de Dan es nombrado por primera vez en la Biblia en el libro de Génesis cuando se narra su nacimiento como hijo de Jacob y Bilha, sierva de Raquel la esposa de Jacob.  “Y ella dijo: He aquí mi sierva Bilha; llégate a ella, y dará a luz sobre mis rodillas, y yo también tendré hijos de ella.  Así le dio a Bilha su sierva por mujer; y Jacob se llegó a ella.  Y concibió Bilha, y dio a luz un hijo a Jacob.  Dijo entonces Raquel: Me juzgó Dios, y también oyó mi voz, y me dio un hijo. Por tanto llamó su nombre Dan”  (Génesis 30:3-6). 
Luego en Génesis se nos menciona su hermano de Neftalí también hijo de Jacob con Bilha;  “Los hijos de Bilha, sierva de Raquel: Dan y Neftalí”  (Génesis 35:25).
 
En el libro de Números se hizo un censo para organizar a Israel como una nación y un ejército. Cuando se contó cada uno de los descendientes varones de la tribu de Dan mayores de 21 años, el total fue de 62,700.  “De los hijos de Dan, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;  los contados de la tribu de Dan fueron sesenta y dos mil setecientos”  (Números 1:38-39). 
 
Cuando la tierra prometida fue repartida a cada una de las tribus por Josué,  a la tribu de Dan se le asignó una porción de tierra que se extendía al sudeste de la costa cercana a Jope, esta tierra lindaba con los filisteos.  “La séptima suerte correspondió a la tribu de los hijos de Dan conforme a sus familias.  Y fue el territorio de su heredad, Zora, Estaol, Ir-semes, Saalabín, Ajalón, Jetla, Elón, Timnat, Ecrón, Elteque, Gibetón, Baalat, Jehúd, Bene-berac, Gat-rimón,  Mejarcón y Racón, con el territorio que está delante de Jope. Y les faltó territorio a los hijos de Dan; y subieron los hijos de Dan y combatieron a Lesem, y tomándola la hirieron a filo de espada, y tomaron posesión de ella y habitaron en ella; y llamaron a Lesem, Dan, del nombre de Dan su padre.  Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Dan conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas”  (Josué 19:40-48).
 
La tribu de Dan era inferior solo a la tribu de Judá en cuanto a su número, antes de entrar á Canaán  (Números 1:39;26:43).  A Dan le asignó una porción de tierra que se extendía al Sudeste de la costa del mar cercana a Joppe.  Lindaba con la tierra de los filisteos, con quienes la tribu de Dan tuvo mucho que hacer (Jueces 13-16). Su territorio era fértil, pero pequeño, y los nativos de ese territorio eran poderosos.  Por tal motivo una parte de la tribu de Dan tuvo muchos problemas de poseer toda esa tierra y buscó y conquistó otra residencia  (Josué 19 y Jueces 18).
 
El nombre de la tribu de Dan no aparece en las crónicas  (1 Crónicas 2-12),  tampoco aparece entre los que fueron sellados por el ángel en la visión de Juan  (Apolaclipsis 7:5-7),  y la razón puede hallarse en su mudada parcial a Laish del territorio que se les asignó por Dios, y en la idolatría en que cayeron allí.  Laish en una época pertenecía a Sidón, y recibió el nombre de Dan de una porción de esa tribu que la conquistó y reedificó  (Jueces 18).  Esta ciudad a donde fue a vivir parte de la tribu de Dan era  una ciudad idólatra (Jueces 18:30-31)  y fué en esta ciudad donde se situó uno de los becerros de oro de Jeroboam  (1 Reyes 12:28).
 
En el libro de Jueces capítulo 18,  se nos narra como parte de los descendientes de Dan decidieron apoderarse de la ciudad de Lesem (en este capítulo llamada Lais). “En aquellos días no había rey en Israel. Y en aquellos días la tribu de Dan buscaba posesión para sí donde habitar, porque hasta entonces no había tenido posesión entre las tribus de Israel.  Y los hijos de Dan enviaron de su tribu cinco hombres de entre ellos, hombres valientes, de Zora y Estaol, para que reconociesen y explorasen bien la tierra; y les dijeron: Id y reconoced la tierra”  (Jueces 18:1-2).
 
“No había tenido posesión”... Es decir, no habían llegado a tener una extensión de territorio suficiente para ellos.  Algunas familias todavía no tenían su heredad o no les era suficiente la que poseían, porque en Josué 19:47 leemos;  “Y les faltó territorio a los hijos de Dan; y subieron los hijos de Dan y combatieron a Lesem”.
Es aquí en el libro de Jueces capítulo 18 donde se nos describe con más detalles como fue que los descendientes de Dan se apoderaron y conquistaron la ciudad de Lesem (Lais).
 
Fueron cinco hombres que reconocieron la tierra de Lais:  “Entonces aquellos cinco hombres salieron, y vinieron a Lais; y vieron que el pueblo que habitaba en ella estaba seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de los de Sidón, sin que nadie en aquella región les perturbase en cosa alguna, ni había quien poseyese el reino. Y estaban lejos de los sidonios, y no tenían negocios con nadie.  Volviendo, pues, ellos a sus hermanos en Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron: ¿Qué hay? Y ellos respondieron:  Levantaos, subamos contra ellos; porque nosotros hemos explorado la región, y hemos visto que es muy buena; ¿y vosotros no haréis nada? No seáis perezosos en poneros en marcha para ir a tomar posesión de la tierra.  Cuando vayáis, llegaréis a un pueblo confiado y a una tierra muy espaciosa, pues Dios la ha entregado en vuestras manos; lugar donde no hay falta de cosa alguna que haya en la tierra.  Entonces salieron de allí, de Zora y de Estaol, seiscientos hombres de la familia de Dan, armados de armas de guerra”  (Jueces 18:7-11).  Una vez conquistada la ciudad Lais fue llamada Dan.
 
Otro relato curioso sobre los descendientes de Dan lo vemos en este capítulo (18) de Jueces.  Sucedió cuando los seiscientos hombres de la familia de Dan se le acercaron al Levita que Micaía había contratado para que fuera el sacerdote de su familia. El problema estaba en que Micaías estaba completamente fuera de la voluntad de Dios cuando contrató al Levita como sacerdote.  Micaía no se sometió a la autoridad de la revelación inspirada y escrita de Dios por medio de Moisés, se engaño a sí mismo e hizo lo que bien le parecía (17:6),  mientras al mismo tiempo quebrantaba los claros mandamientos de las escrituras.  Su pecado incluía hurto (17:2),  adoración de ídolos (17:3-5),  desobediencia de los mandamientos de Dios (17: 6),  y designación de su propio hijo como sacerdote (17:5-13).
 
Los seiscientos hombres de la familia de Dan le agradó la idea de que el levita de Micaía fuera su sacerdote en la nueva ciudad de Dan.  “Y los seiscientos hombres, que eran de los hijos de Dan, estaban armados de sus armas de guerra a la entrada de la puerta.  Y subiendo los cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra, entraron allá y tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición, mientras estaba el sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres armados de armas de guerra.  Entrando, pues, aquéllos en la casa de Micaía, tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición. Y el sacerdote les dijo: ¿Qué hacéis vosotros?  Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas tú sacerdote en casa de un solo hombre, que de una tribu y familia de Israel?  Y se alegró el corazón del sacerdote, el cual tomó el efod y los terafines y la imagen, y se fue en medio del pueblo”  (Jueces 18:16-20).   
 
Esta acción fue un mal comienzo para la tribu de Dan en la ciudad recién conquistada;  “Y ellos, llevando las cosas que había hecho Micaía, juntamente con el sacerdote que tenía, llegaron a Lais”  (18:27).  “Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, bien que antes se llamaba la ciudad Lais. Y los hijos de Dan levantaron para sí la imagen de talla; y Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos fueron sacerdotes en la tribu de Dan, hasta el día del cautiverio de la tierra.  Así tuvieron levantada entre ellos la imagen de talla que Micaía había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo” (18:29-31).  La idolatría fue el terrible pecado practicado por la tribu de Dan llevándolos completamente fuera de la voluntad de Dios.
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Otra de las cosas que sabemos  sobre los descendientes de Dan,  es que el pueblo de los filisteos se convirtió en el enemigo principal de la tribu de Dan y del pueblo hebreo en general hasta la época de David, debido a su destreza para hacer armas de hierro, ellos tenían ventaja militar sobre Israel.  “Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho: Para que los hebreos no hagan espada o lanza.  Por lo cual todos los de Israel tenían que descender a los filisteos para afilar cada uno la reja de su arado, su azadón, su hacha o su hoz.  Y el precio era un pim por las rejas de arado y por los azadones, y la tercera parte de un siclo por afilar las hachas y por componer las aguijadas.  Así aconteció que en el día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían” (I Samuel 13:19-22).
 
La famosa historia de Sansón fue parte de la historia de la tribu de Dan.  De la tribu de Dan nació Sansón quien se convirtió en un juez (jefe militar) contra los filisteos.  Fue precisamente en una época donde los descendientes de Dan estaban pasando por una decadencia moral, social y espiritual.  Sansón fue juez  durante  veinte años, pero nunca tuvo éxito en liberar al pueblo de la opresión de los filisteos.  Su hoja de servicios constaba sólo de esporádicas hazañas contra aquella nación pagana.  ¿Qué podría haber realizado Dios por medio de Sansón si él hubiera sido fiel a su llamamiento y se hubiera dedicado genuinamente al propósito de Dios para su vida como el libertador escogido de Israel? (Jueces caps. 13-16).
 
¿Por qué la tribu de Dan no es mencionada en Apocalipsis 7:5-8?
 
Apocalipsis 7:5-8:  “De la tribu de Judá, doce mil sellados.  De la tribu de Rubén, doce mil sellados.  De la tribu de Gad, doce mil sellados.  De la tribu de Aser, doce mil sellados.  De la tribu de Neftalí, doce mil sellados.  De la tribu de Manasés, doce mil sellados.  De la tribu de Simeón, doce mil sellados.  De la tribu de Leví, doce mil sellados.  De la tribu de Isacar, doce mil sellados.  De la tribu de Zabulón, doce mil sellados.  De la tribu de José, doce mil sellados.  De la tribu de Benjamín, doce mil sellados”.
 
En primer lugar,  observamos al leer estos versículos que aquí se menciona a la tribu de Leví, aunque esta tribu no tenía herencia (no se le repartió tierra como a las otras tribus);  pero ahora pertenecían al sacerdocio espiritual.  Es por eso que en estos versículos de Apocalipsis son mencionados.
 
En segundo lugar,  observamos también que aquí se omite a las tribus de Dan y Efraín, que tenían herencia.
 
En tercer lugar,  observamos que se agrega la tribu de José en lugar de las tribus de Dan y Efraín.  No había una tribu nombrada José, sino los hijos Manasés y Efraín. La tribus de Efraín y Dan fueron las principales  promotoras de la idolatría, aquí en Apocalipsis se las deja fuera en esta enumeración.  Fue en Efraín y en Dan donde Jeroboam edificó dos becerros de oro para que el pueblo ofreciera sacrificios sin tener que ir a Jerusalén.    “... hizo el rey dos becerros de oro... uno lo puso en Betel (Efraín) y otro en Dan... y el pueblo iba a adorar “ (1Reyes 12:25-33)
 
fuente:http://www.adonai.es/003estudios/estudios2/dan.htm

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